Mantengamos vivos los principios

No basta con ser cronistas o narradores de la política, no podemos ser testigos sin involucrarnos, actuar sin sacrificios, pensar sin ideas

2012 fue un año de sudar en la calle, de ir casa por casa y puerta por puerta, de apostarle todo a un proyecto nacional y uno local que logró sumar a quienes no estábamos dispuestos a darle nuestra confianza a la vieja política, pero que sí estábamos convencidos de que nuestro Estado y el País merecían mejores días.
En esta etapa, el proyecto que hoy es la primera fuerza política de Jalisco, se enfrentaba a todas las desventajas y dificultades, en medio de la incertidumbre pero también de la esperanza. El 2012 fue un año que marcó a una generación de jóvenes y a un país entero; no logramos detener al PRI y eso nos llenó de rabia, pero también nos hizo más fuertes. Fue un momento que agradezco porque conocí a personas dispuestas a tomar las riendas de nuestro destino y no sólo a ser testigos.  
Después del 2012 algunos decidieron irse y otros decidimos quedarnos, convencidos de que si queríamos ver un cambio teníamos que seguir luchando, por eso vimos en Movimiento Ciudadano una oportunidad para construir desde Jalisco el cambio político que queremos para México.
Desde ese entonces las cosas han cambiado; la elección del 2015 concluyó una etapa de esfuerzo a la vez que inició otra; Movimiento Ciudadano pasó de ser la principal oposición a asumir el compromiso de gobernar al 63.4 por ciento de la población en el Estado, como alguna vez me aconsejó Don Esteban Garaiz: ‘’del entusiasmo tenemos que pasar a asumir la gran responsabilidad de gobernar. El compromiso es abrumador, tenemos que hacerlo con talento, sin arrogancia y con humildad”.
En ese sentido, ¿qué hacer para mantener vivos los principios?:

Recordar por qué estamos aquí. El triunfo no fue de un partido, sino de la gente común que manifestó su anhelo de cambio y la esperanza de que las cosas se hicieran diferentes. Quien no entienda esa premisa camina en dirección contraria.

Hacer buenos gobiernos. Antes de pensar en el 2018, el proyecto político debe estar concentrado en atender las responsabilidades inmediatas y en dar resultados, en no fallarle a la gente. No olvidemos que el siguiente año los gobiernos de Movimiento Ciudadano serán evaluados en el ejercicio de ratificación de mandato.

Dar la batalla contra la desigualdad. Quienes integran este proyecto deben sensibilizarse con la realidad de nuestro Estado y del País;  ser solidarios y poner como prioridad a los que más lo necesitan, debe ser una práctica permanente y no de caridad. Enfrentar la desigualdad es construir democracia, luchar por los derechos de todos.

Ser congruentes. Movimiento Ciudadano debe aspirar a integrar a los mejores perfiles, y no a quienes tuvieron su oportunidad y defraudaron a la gente. Aquí todos deben seguir a prueba.

Ser críticos para no perder el rumbo. Estamos obligados a cuestionar, no sólo aceptar; a vernos al espejo todos los días y a no olvidar lo que nos tiene aquí. Debemos impedir que la pasión política desfigure la objetividad.  

Lo que le pasó al PAN y a otras fuerzas políticas puede sucederle a cualquier proyecto que no cultive sus principios. Los panistas algún día representaron la alternancia pero no el cambio, y hoy tratan de vivir del prestigio de sus fundadores y no de sus contemporáneos.
A lo largo de este proceso entendimos que no basta con ser cronistas o narradores de la política, no podemos ser testigos sin involucrarnos, actuar sin sacrificios, pensar sin ideas. Hacer política no significa traicionar tus principios, ¿o de qué otra manera se construyen las cosas sin asumir una responsabilidad?.
José Carlos Melo Lara es estudiante de la licenciatura en Estudios Políticos y Gobierno.