México: un país indignado

Nos han dicho en incontables ocasiones que tenemos el gobierno que merecemos y no es verdad, ningún país se merece un gobierno como éste

“Y sólo el hombre que se indigna con razón, debe merecer nuestra alabanza” La gran moral, Aristóteles.
Estoy indignado, ante la situación de nuestro país es imposible no sentir nada. En las calles se escucha y se ve, además de la impotencia y la desesperanza, el coraje de la gente.
¿Lo sientes? ahí está, ve y platica con tus vecinos, familiares o amigos. Hace unos días me decía mi papá: “hijo, son chingaderas, casi 200 pesos más por llenar el tanque del carro”.  Mi padre, al igual que miles de taxistas, está molesto y desesperado porque ahora tendrá que pasar más tiempo trabajando en el auto y menos con su familia.
Después de esa plática traté de entender lo que pasaba. No pensaba únicamente en el “gasolinazo”, porque este gobierno no sólo nos ha golpeado en el bolsillo a millones de mexicanos, también lo ha hecho en nuestra dignidad con su corrupción, indiferencia y cinismo.
Hemos aguantado mucho, pensé. Recordé el movimiento estudiantil del 68, Acteal, los abusos cometidos en Atenco, el lujoso avión presidencial, la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, la Casa Blanca, Javier Duarte y los otros gobernadores ladrones. La lista es larga y sigue creciendo ¿por qué seguimos permitiendo esto?
En las últimas semanas hemos podido observar cómo la inconformidad ciudadana ha puesto al PRI y al PAN contra las cuerdas. Los responsables de la política económica y energética de las últimas décadas, se han visto obligados a adoptar medidas de austeridad para hacer frente a los cuestionamientos en su contra, como si cumpliendo con su deber se les pudiera limpiar el rostro, ese que se han manchado con sus omisiones y corruptelas.     
Nos han dicho en incontables ocasiones que tenemos el gobierno que merecemos y no es verdad, ningún país se merece un gobierno como éste. No podemos permitir que México siga teniendo gobiernos que pongan por delante su ambición y la de sus aliados, mientras la desigualdad se profundiza; gobiernos que reprimen la protesta social y que te dan la espalda una y otra vez.
Escribo estas palabras porque estoy indignado y porque quiero un mejor país para todos. Estoy convencido de que podemos hacerlo si continuamos unidos, si somos solidarios y no perdemos la esperanza, si seguimos alzando la voz, cada quien a su manera; yo lo hago desde este artículo, habrá quien lo haga con una pancarta, desde las redes sociales, incluso, cantando. El país que queremos se puede construir de muchas formas, desde las acciones más cotidianas, haciendo lo correcto todos los días.  
No se necesita de títulos ni de cargos públicos para ser parte de esta protesta, lo importante es no quedarnos callados, no dejarnos vencer frente a la adversidad y reconocer en cada uno de nosotros lo valiosos que somos en esta historia. Ningún esfuerzo sobra para cambiar este país.
No nos callemos, sigamos protestando.
Daniel Castro Covarrubias es egresado de la licenciatura en Estudios Políticos y de Gobierno. Participa en Movimiento Ciudadano desde 2014. Asesor en el Congreso Local.