Tras el volante

Me gusta mi oficio, me gusta manejar, me gusta servir a la gente y me gusta platicar. Es un oficio bonito, yo creo que por eso he durado tanto (tiempo)

La propuesta de los diputados de Movimiento Ciudadano es que aquellos taxistas que tienen más de diez años de labor en este oficio, dejen de rentar las placas y sean los dueños del permiso.


En el coche amarillo no solo hay un chofer que conoce la ciudad como la palma de su mano, también hay un comentarista de fútbol y alguien que sabe escuchar, platicar y hasta aconsejar, expresa, Enrique Martínez, quien ha dedicado 32 años de su vida al servicio de taxista. “Me gusta mi oficio, me gusta manejar, me gusta servir a la gente y me gusta platicar. Es un oficio bonito, yo creo que por eso he durado tanto. No me imagino encerrado en un local o una fábrica, me volvería loco”, expresa, Enrique, de 48 años de edad.


Jesús Salazar tiene una historia similar. Él tiene 44 años de edad, de los cuales 28 años los ha pasado arriba de un taxi. Fue mera casualidad que empezara a dar el servicio: él se subió al coche amarillo de su padre para hacer un mandado, pero en el camino una persona levantó la mano para solicitarle un viaje, y desde entonces trabaja en este oficio.


“Hay dos tipos de taxistas: los que nos gusta dar este servicio, y se convirtió en nuestro oficio; y los que están porque no encontraron algo más, ellos no están comprometidos con el trabajo y con el usuario, esto a demeritado el servicio”, opina Jesús. El oficio del taxista pasa por uno de los momentos más difíciles, considera el taxista Óscar Gerardo Navarro, de 43 años de edad y 17 años al volante. Y esto se deriva del abandono de años que las autoridades y los sindicatos tuvieron para el gremio, específicamente los choferes.


¿Qué ha sucedido con el taxi?

Reflexiona Enrique. Quienes han cometido el error de subir a cualquier tipo de persona a operar un coche amarillo, son los patrones voraces que no les importa el perfil del chofer a quien le confían un taxi. “La autoridad es cómplice de esta bola de ladrones porque la autoridad debe de tener inspectores de transporte público que verifiquen en qué condiciones se presta el servicio, pero mira, como son ellos mismos… hay una coparticipación entre autoridad, acaparadores o patrones”, distingue Enrique.


Este descontrol de taxis y choferes por parte de las autoridades, facilitó que servicios de transporte privado como Uber y City Drive ingresaran al mercado: con mejores tarifas, autos nuevos, plataformas digitales y calidad de servicio. “Nosotros como taxistas hemos estado olvidados por parte de las autoridades, al grado de que hay un descontrol total, cuando menos en Jalisco; con un gremio sindical que no se preocupa por el trabajador del volante, sino por el dueño de los permisos”, critica Jesús. Enrique y Jesús tienen media parte de su vida arriba de un taxi, y sin embargo, no han podido ser dueños de las placas del coche en el que trabajan día, tarde y noche. Por el uso de estas, deben pagar entre 350 y 400 pesos diarios. “Desgraciadamente no he tenido padrino”, dice Enrique, con tono de ironía ante la situación. “No era mi intención hacerme de un permiso a través de influencias, son una bola de pillos, por no decir más feo”.

Puntualiza Enrique, las autoridades perdieron el control de la concesión de permisos: se benefició a ciertas personas y nunca a las personas que realmente trabajan como los choferes de estos vehículos. “Lo único que pedimos es la concesión, sin intermediarios”, dice Enrique. Con la inclusión de los servicios de trasporte privado en Guadalajara, en el Congreso de Jalisco inició una serie de discusiones en torno a la Ley de Movilidad y una serie de reformas, sin embargo la discusión que inició durante la 60 Legislatura se heredó a la 61 Legislatura. Los Diputados Ciudadanos presentaron dos iniciativas para mejorar los sistemas de transporte público. Una de ellas es para que taxistas con más de diez años de labor en el coche amarillo, deje de rentar el permiso y sea dueño de la concesión. “Ojalá, no solamente se trata de mí, tengo compañeros que tienen más de 35 años en el servicio, que tampoco tienen la concesión y que se la merecen. A mí me gustaría que esos compañeros tuvieran el permiso, que estuvieran trabajando con su propio coche, eso sería bastante bueno”, dice Jesús.

Historias de Taxistas


Enrique Martínez. “Hace 22 días me solicitó el servicio un señor muy preocupado. Le pregunté ´¿qué pasa?’, y me responde que su esposa está con riesgo de aborto. Llegamos a su casa, subimos como pudimos a la señora, me pasé altos con precaución y las intermitentes encendidas. Cuando llegamos al Hospital Zoquipan, la señora me miró y me dio las gracias. Son de esas imágenes que nunca voy a olvidar”.


Jesús Salazar “Trabajando, subí a una persona que acababa de llegar de Mexicali, Baja California. Mi padre, durante varios años estuvo trabajando allá, en Mexicali. Entonces, en el taxi, esta persona me pregunta mi nombre, le digo ‘soy Jesús Salazar’ y me dice ‘ah, mira, yo tuve un amigo que se llamaba Jesús Salazar Escobedo’, y le digo ‘¡mira, es mi papá¡’ y lo llevé con mi padre. Con el taxi logré reencontrar dos amigos”.