Paciencia y ética

Me di cuenta que si queríamos que algo cambiara en Jalisco, tenía que meterme e impulsar esos cambios

 

En el Congreso de Jalisco, Mario Castellanos impulsa iniciativas que buscan contribuir a la transformación de la ciudad y mejorar la calidad de vida; detrás del cargo, hay un hombre que disfruta de jugar con sus hijas.
La vida se construye con decisiones.


Para Mario Castellanos, una de las decisiones más importantes que ha tenido en su vida, fue cuando decidió dedicarse a la política: frente a los problemas de corrupción e ingobernabilidad, comprendió que para mejorar las condiciones de vida, había que poner de su parte, aunque sea un grano de arena.


¿Quién está detrás del Diputado Ciudadano?

Un esposo, un padre, un hombre divertido, a veces de genio, un tipo que trata de ver por los demás, incluso antes que por el mismo; un apasionado del futbol, malo para el balón, pero aferrado, así se describe el propio Mario Castellanos.

¿Cómo describes la familia en la que te desarrollaste?


Es una familia tradicional, con raíces y tradiciones de pueblo. Mis papás vinieron de Tototlán, Jalisco, y a mí me tocó nacer en Guadalajara, en 1981. Somos cuatro hijos y mi mamá, mi papá ya falleció.


Mi papá se llamó Sergio Castellanos, era una persona recia y muy alegre, le gustaba bromear. A él no le gustaba que se hicieran mal las cosas, siempre te exigía un poco más, eso me ayudó a esforzarme más y sobresalir en lo que hacía. Mi mamá es Olivia Ibarra, ella es una mujer que admiro, es muy cariñosa y noble, es una mujer a la que le debo mucho de lo que soy.


¿Hay algo de tus padres que hoy aplicas en tu vida profesional?


Mi papá siempre me decía ‘pase lo que pase, uno debe cumplir con su trabajo. No importa las circunstancias, uno tiene una obligación’: cumplir con mi responsabilidad es algo que he tratado de hacer siempre; de mi mamá aprendí la paciencia, la paciencia es algo que me ha ayudado mucho en la política.


¿Con qué te divertías cuando eras niño?


Toda mi vida viví en Jardines de la Paz, la zona oriente de Guadalajara, cerca de Tonalá, hasta que me casé. Éramos muy vagos, jugábamos futbol, escondidas, las canicas, trompos y yoyos, todo.


¿En qué momento te interesa la política?


Empecé a participar desde los 15 años de edad, repartía volantes, pegaba calcomanías, pintaba bardas y colgaba lonas, pero fue hasta después que decidí involucrarme de lleno. Empecé a darme cuenta de que si queríamos que algo cambiara en Jalisco, tenía que meterme, impulsar esos cambios.


¿Qué te preocupaba en ese momento?
La forma de hacer política de muchas personas que gobernaban, era mucha corrupción, era mucho el abuso que cometían: es por eso que estamos en esta situación de inseguridad.


Hoy trabajamos por cambiar la situación y ya han empezado a cambiar las cosas: es algo por lo que me agradó el proyecto Ciudadano que encabeza Enrique Alfaro. Trabajé en el  Ayuntamiento de Tlajomulco durante su Administración y me tocó ver la transformación, es algo que podemos hacer en Jalisco.


¿Cuáles crees que deben ser los valores de un político?

La ética, la honradez y la responsabilidad, es básico.

¿Qué te preocupa y qué te divierte?


Me preocupa hacer un buen trabajo, me preocupa mi familia y estar con mis hijas, María José y Amanda, y con mi esposa, Brenda. Me meto de lleno al trabajo y no les he podido dar el tiempo que quiero, es algo que compensaré. Quiero que sepan que estoy ahí, que las amo, que quiero algo mejor para ellas y por eso estoy aquí. Y me divierte mucho el poco tiempo que paso con mis hijas, para mí eso es lo mejor, son muy divertidas y ocurrentes, de vez en cuando me gusta jugar futbol: soy malo pero aferrado.