Cambiar sin retroceder

Las elecciones del pasado cinco de junio fueron una muestra del rechazo y del hartazgo de los ciudadanos hacia los malos gobiernos, quienes plasmaron en las urnas su descontento con la situación económica y social del País, así como con la corrupción y la degradación de las instituciones públicas.
El PRI perdió la gubernatura en siete de los doce Estados que se disputaban, incluidos cuatro que nunca habían perdido (Veracruz, Tamaulipas, Durango y Quintana Roo), mientras que el PAN, otro de los autores de la crisis Nacional, logró beneficiarse del descontento ciudadano y obtener uno de los resultados más importantes en su historia. Este desenlace no es una muestra de salud democrática, sino una clara señal de que la alternancia en México no siempre es sinónimo de cambio político (es necesario mencionar que, en el caso de Chihuahua, la victoria de Javier Corral no puede ser comparada con la del resto de los candidatos del PAN. Corral es un actor que ha dado muestra de que es posible superar la calidad política del partido que usó como plataforma).
En 1994 Jalisco vivió un proceso de alternancia similar: el PAN ganó el Gobierno Estatal, lo que en su momento, despertó grandes expectativas en los ciudadanos, mismas que terminaron siendo defraudadas. Durante sus gestiones, Acción Nacional cayó en  los mismos vicios y formas de hacer política que los gobiernos que le antecedieron. Al final la herencia fue idéntica: corrupción, insensibilidad y autoritarismo. Mientras en otros Estados, los muros de las oficinas de gobierno se pintarán de azul, en Jalisco el PAN es una opción política que no tiene absolutamente nada que ofrecer a la gente.
Lo anterior deja en claro que es urgente construir proyectos de gobierno capaces de romper con el dominio de los viejos partidos. Recordemos que en dos años, los mexicanos contaremos con una gran oportunidad para cambiar el rumbo de nuestra historia, y que si logramos construir una alternativa, que más allá de partidos y candidatos, represente una opción distinta y viable para transformar la realidad del país, podremos dejar de repetir los errores del pasado.  
Los jaliscienses hemos logrado dar pasos importantes en esta ruta, demostramos que se puede dar la espalda a los grandes partidos y renovar desde lo local la relación entre los ciudadanos y el gobierno. Por esto, tenemos la responsabilidad de seguir adelante y convertirnos en un ejemplo de participación y compromiso con el futuro.    
Este proceso nos dejó una gran enseñanza, especialmente a quienes participamos en Movimiento Ciudadano: a un año de haber ganado las elecciones en las ciudades más importantes de Jalisco, debemos ser autoexigentes, no podemos permitirnos cometer los errores que han llevado al fracaso a otras fuerzas políticas, debemos cumplir lo que hemos prometido y estar a la altura de los ciudadanos que creen en la necesidad del cambio.
Victor Arellano Vázquez. Estudiante de la Licenciatura en Sociología y activista.
Participa en Movimiento Ciudadano desde el año 2015.