Sentir que se puede hacer todo, es la mejor recompensa

Tenía dos opciones, seguir así o hacer algo más”, dice Martha Verdín, sin imaginar que “algo más” significaría ganar 50 medallas, nacionales e internacionales.


Martha Verdín está activa desde las 6 de la mañana, persiguiendo su objetivo: ser la mejor mexicana en tenis de mesa en silla de ruedas. Su sueño es llegar a ganar una olimpiada. Ha logrado 50 medallas que le han dado muchas satisfacciones, 37 de ellas nacionales y 13 internacionales, pero sabe que puede ir por más representando a México.
Todos los días se prepara con mucha disciplina, en esta etapa está en sus entrenamientos en la Ciudad de México, tomándolo muy en serio, pero, sin olvidar el lado divertido de la vida. No deja de salir los fines de semana, de tener una vida social.


Martha Alicia Verdín Cedeño nació en Ameca, Jalisco, el 2 de febrero de 1971. Es la menor de 5 hermanos. A los cuatro años perdió a su mamá. Estudió la licenciatura en Turismo, la cual eligió porque le gustaba viajar. En 1998, un accidente en carretera le marcó de por vida.


¿Qué o quién te acercó al deporte?


Precisamente fue debido al accidente automovilístico que me dejó en silla de ruedas. Estuve en casa como por tres años, trabajaba, haciendo transcripciones en computadora, pero después empecé a tener rehabilitación física en el DIF Guadalajara, fue cuando mi terapista me invitó a que me integrara a un equipo deportivo. Me gustaba el basquetbol, pero no se podía por los horarios y me dediqué al tenis de mesa.


¿Cuál fue la reacción de tu familia?


Mientras iba y venía no había problema, el problema fue cuando me invitaron como espectadora a una competencia nacional a Manzanillo. Fue un poco de temor, sobre todo por mi padre porque yo aún no era independiente, también a mí me daba miedo. Pero, el terapista que me tocó (Pedro García) me animó, ofreció ayuda él y las compañeras. Entonces fui y pues me encantó.


¿Cuál consideras tu mayor logro?


La primera medalla internacional y europea que gané, fue en Bélgica 2013, en singles. Fue plata en equipo y bronce individual.


¿Cómo le hiciste para recuperar las fuerzas y hacerte deportista?


Fue gracias a Dios. Sentía que yo era una persona que ya no valía nada. Llega un momento en el que tocas fondo y dices: ¿va a ser esta mi vida?, ¿quiero esto o algo más? No conocía personas con lesión medular, pero cuando empecé a conocer el deporte, ahí vi más gente con mi misma situación y dije, ‘caramba, si ellos pueden, ¿por qué yo no?’


¿Qué valores puedes reconocer en esta actividad?


Muchos, uno de ellos el respeto hacia los demás, la solidaridad, la honestidad, la disciplina que es muy importante y la constancia.


¿Qué le falta a México para las personas con discapacidad?


Falta mucho en el ámbito laboral, no hay trabajos para personas con discapacidad y los que hay son mal pagados.


¿Qué pedirías ahora que eres una campeona?


A nuestras autoridades que se preocuparan más por todos los atletas, porque nos esforzamos mucho por salir a competir, por representar a nuestro país y por ganar una medalla. Y a la ciudadanía que se anime a practicar algún deporte, porque la vida cambia.

¿Cuál es tu siguiente reto?

Primero un parapanamericano de especialidad, a finales de noviembre en Costa Rica. Luego pretendo ir a Las Vegas para cumplir los 130 puntos que se requieren para asistir a los Juegos Olímpicos.