La mirada de una tapatía desde Sídney

En México somos muy participativos, hablamos, expresamos y empujamos mucho por entrar a las decisiones, pero no tenemos un impacto real en las decisiones; aquí en Australia el sistema es al revés

Por cada acción que modifique el entorno de una comunidad, debe realizarse una consulta pública en Australia. No hay decisión que no se tome sin aval del ciudadano.


En una democracia, la máxima expresión de la participación ciudadana es el voto. Aquí en Australia el voto es obligatorio, y eso marca una diferencia enorme, expresa la tapatía Fabiola Figueroa.


“Como en toda sociedad hay mucha gente apática, pero tienen que votar porque si no (separar sino) votan, los van a multar. ¿Esto en qué repercute? Nosotros vamos a tener elecciones federales y esto, de alguna manera, (agregar comas) todos somos responsables por ir a votar y elegir tal o cual gobierno: no hay esa disculpa de ‘es que lo eligió una minoría’ y no tienes el problema de la ilegitimidad”, agrega.


Figueroa es politóloga por la Universidad de Guadalajara y se especializó en el área de ecología política. Ella llegó a Sídney, Australia, en 2010, e inició su proceso de ciudadanización.


En Australia, si tú no vas a votar en las elecciones federales, debes pagar 20 dólares de multa y acompañar con una carta que diga por qué no votar, pero si te haces de la vista gorda, después te llega una multa de 170 dólares; mientras que en la elección estatal es de 55 dólares.


“Y si vas a salir del país, tienes que avisar antes y envías tu voto por correspondencia”, expresa la politóloga, quien atiende la llamada a El Ciudadano, desde Sídney.


Las cosas son muy diferentes aquí en cuanto a la participación ciudadana, opina Figueroa. En México, la gente es muy participativa, expresa y empuja por participar, pero no tiene un impacto real en las decisiones; mientras que en Australia el sistema es al revés, la gente es poco participativa en el sentido de involucrarse, interesarse y manifestarse, sin embargo son valoradas por las instituciones.


“Aquí el Ayuntamiento tiene la obligación de someterlo a una consulta pública. ¿Cómo se da esto? Digamos, yo como ciudadano voy caminando y de repente veo que hay un edificio y un cartel grande que dice ‘en este edificio se va a cambiar el uso de suelo’  o ‘se va a derribar y se va a construir un centro comercial’, te dan todos los detalles de la construcción, entonces tienes un periodo para acercarte al Ayuntamiento y manifestar si estas en desacuerdo”, explica la tapatía.


Incluso esto sucede cuando se proyecta hacer una modificación en alguna casa de valor histórico, continúa. De esa manera, es un contacto simple, pero muy directo porque el afectado que está alrededor de una obra, tiene la oportunidad de organizarse e irse a comunicar directamente a las oficinas del Ayuntamiento.


“Esa es la cara bonita. Tuve oportunidad de estar en la universidad, en el departamento de planeación, y me tocó ver la otra parte: ¿qué sucede cuando tienes estos ejercicios en donde la consulta ciudadana es obligatoria? Muchas veces paraliza el proyecto, a veces tienes grandes proyectos y están paralizados por gente interesada y sin ningún fundamento”, lamenta Figueroa.


De acuerdo con el último censo que se realizó en Australia, en 2011, hay (eliminar y poner: se contaban) 3 mil 255 mexicanos radicando en este país. Se trata de una población joven de entre 25 y 40 años, casi todos con grado universitario.