El pigmento del nopal

La grana cochinilla era un alimento y posteriormente pasó a ser tintura de indumentaria, luego se comercializó y pasó a ser un tipo de moneda, la utilizaban para trueques. Lo que afectó el proceso de cultivo es el colonizaje”

 

Hace seis años, diez amas de casa se unieron para rescatar el cultivo de la grana cochinilla, una producción que en tiempos prehispánicos abundó en sus tierras, hoy, Autlán de la Grana.


Del parásito que se incrusta en el nopal, surgía el color grana de la indumentaria más elegante que usaban los indígenas de origen náhuatl y otomí que se instalaron en el Valle de Autlán.


El cultivo de la grana cochinilla era la especialidad de estos grupos étnicos, era parte de su dieta como otros insectos que comían, pero más allá de eso, este invertebrado que destaca por el color rojo intenso de su sangre, era una moneda de cambio en el mercado de entonces.


“La cochinilla es un animalillo patón y blanco que se cría en las pencas de los nopales, al machacarlo se extrae un color grana, rojo intenso, ¿por qué es importante ese color? Es importante por lo escaso de la producción y obtención de dicho color”, expresa el cronista Rafael Cosío.


Con la Conquista Española y el exterminio de los indígenas de la zona, se perdió paulatinamente la producción y uso de este parásito de planta que pertenece a la familia Dactylopidae, hasta el grado de casi desaparecer el conocimiento de su cultivo.


En las últimas décadas se ha intentado criar la grana cochinilla, pero no se tuvo éxito hasta hace seis años, cuando un grupo de diez amas de casa y el asesor agrónomo, Mario Carranza, se unieron para investigar y cultivarla: el año pasado lograron vender 200 kilos de este apreciado insecto que ahora es utilizado en alimentos y artículos de belleza como el lápiz labial.


Las mujeres crearon la Sociedad Cooperativa Las Chiquihuitecas -nombre que hace referencia a la comunidad indígena de Chiquihuitlán-, ubicada a 10 minutos de la Cabecera Municipal de Autlán de Navarro, consiguieron recursos federales y 20 kilos de cochinilla para arrancar el proyecto.


Las Chichihuitecas ahora cuentan con 3,5 hectáreas de tierra, más de 60 mil nopales y un invernadero con 45 nopalotecas. Cada nopaloteca tiene cinco niveles, y en cada nivel tienen cien pencas de esta planta cactácea, describe Irma Mondragón, quien preside la Sociedad Cooperativa.


Esos 20 kilos de insectos, los utilizan para empezar a inocular, poner al insecto a parir y que se adhiera a la penca que se cuelga de manera horizontal para que el insecto se empiece a reproducir. El arte de todo esto es conservar la cría, esta es la cuarta cosecha”, expresa Carranza.


Se necesitan 500 pencas para producir un kilo de grana cochinilla. Cada ciclo toma entre 90 y 120 días. En el mercado, los mil gramos se vende entre 22 y 30 dólares, es decir, alrededor de 600 pesos.


Normalmente no se comercializa, quien compra grana cochinilla, compra volúmenes interesantes: no se puede abrir mercado con 10 kilos, se venden toneladas. Si tenemos totalmente lleno el invernadero de nopal, podríamos producir cerca de los 450 kilos”, dice el agrónomo.


La Sociedad Cooperativa se formó con diez amas de casa, hoy son ocho. Para que Las Chiquihuitecas consiguieran una buena calidad de grana cochinilla y vender los 200 kilos, pasaron cinco largos años de prueba y error, de aprendizaje y horas de trabajo.


“Nos interesó el proyecto por el tema económico, era la oportunidad de tener trabajo y ofrecer a más mujeres de la comunidad una oportunidad de trabajo. La idea es ayudar a nuestras familias, fortalecer el futuro de nuestros hijos”, dice Irma Mondragón, de 42 años de edad y madre de tres hijos.


La grana cochinilla es un parásito caprichoso, difícil de reproducir; el proyecto ha requerido paciencia, las mujeres invirtieron tiempo y dinero, y hasta cinco años después vieron resultados. Hoy el escenario se vislumbra favorable, afirma  Mondragón, mientras limpia con una brocha la penca de nopal en el invernadero.

En el invernadero de Las Chichihuitecas hay 45 nopalotecas. Cada nopaloteca tiene cinco niveles, y en cada nivel tienen cien pencas de nopal.