‘Picante legado’

La característica del aceite, el ácido en la cáscara de chile tiene que ver con el tipo de tierra y con la protección de la temperatura

En su apogeo, al menos 50 familias de Temacapulín se dedicaban a la siembra de chile de árbol, ahora son menos de 10. No cualquiera lo sabe. La semilla de chile de árbol se tiene que sembrar durante los días de luna en fase cuarto creciente, si no la tierra se pica y es más fácil que se contamine con plaga la planta.
Quien lo dice es José Luis Rodríguez Reyes, uno de los pocos agricultores que todavía siembran esta semilla en el poblado de Temacapulín, zona que destaca porque el chile que se cosecha en es- tas tierras, deja un sabor distintivo en el paladar.
En este poblado de Cañadas de Obregón, duran- te la década de los 70 y 80 se contaron hasta más de 50 familias dedicadas a la producción de este fruto, pero ahora no son más de 10. Y el número va para abajo.
La razón es sencilla: al mercado se introdujo el chile de origen chino. El kilo de este producto emblemático de la cocina del occidente del País, los campesinos de Jalisco lo venden entre 100 y 75 pesos, mientras que el que se exporta desde Asia, cuesta menos de 60.
“Anteriormente era buena plaza, ahorita ya no. Lleva uno el chile a vender, y como aquel lo agarran barato, pues quieren más barato el de aquí. Ya no tiene precio, los que sembraban chile perdieron la fe. Sí lo vende uno, pero bien barato”, lamenta el campesino José de Jesús Gómez.
Temacapulín es un poblado pequeño, todos los vecinos se conocen. Cuando se pregunta por los productores de chile de árbol, son dos o tres nombres los que se mencionan.
Los campesinos acostumbran poner afuera de sus hogares la cosecha de chiles para secarlos bajo el sol. En su mejor momento, la plaza principal y sus calles estaban tapizadas por una ’alfombra’ roja de chiles. Ahora son sólo algunas calles, recuerda Rodríguez Reyes.
Para el productor Gabriel Espinoza, además de la competencia de precios, las plagas que han atacado la planta en las últimas temporadas han menguado la producción, así como la migración de campesinos de la región hacia los Estados Unidos.
“En caso de perderse, se perdería una de las esencias de la agricultura de Temaca. Nosotros tenemos confianza de que en vez de perderse, se reactive”, dice Espinoza.
La siembra del chile seco en los Altos de Jalisco, se remite a los tiempos de La Conquista. El conocimiento del cultivo perteneció a la cultura tlaxcalteca, que al unirse a las filas españolas en su paso por el occidente, enseñaron a los oriundos las técnicas de cultivo, expresa el cronista Miguel Ángel Casillas.
“El chile de árbol tiene que ver con diferentes plantaciones de legumbres, como la calabaza y el chayote que trajeron los tlaxcaltecas. La zona de Temacapulín a Palmarejo es una zona de riego, de agua de río”, dice el cronista.

Los vecinos de Temaca ‘combaten’ en dos frentes. Por un lado, fomentan el cultivo del fruto a través de la Feria del Chile que realizan en agosto, y por otro, desde hace más de 10 años luchan en contra de la construcción de la presa El Zapotillo, que significaría inundar la comunidad completa.