El hecho fue alarmante. El martes 11 de abril pasado, a las 23:51 horas se reportó una fuga de combustible de un ducto de Pemex cerca al fraccionamiento Los Encinos, en Tlajomulco de Zúñiga.Fue tal el derrame, que Protección Civil y Bomberos evacuó a más de 3 mil personas por el riesgo de explosividad. Quince minutos más tarde, a las 00:06 horas, el municipio informó a PEMEX sobre la emergencia, sin embargo su personal especializado llegó dos horas y media después: una total negligencia.
Según información del Gobierno de Tlajomulco, se derramaron “alrededor de 147 mil litros de gasolina, lo equivalente a 3 mil 266 tanques de autos compactos. Aproximadamente 42 mil litros por hora”.
La emergencia del 11 y 12 de abril pasado, pudo ser una tragedia similar a las Explosiones del 22 de abril de 1992, en el Barrio de Analco, Guadalajara. Es decir, a 25 años de distancia se pudo repetir el mismo gran error.
“Las mediaciones de explosividad estuvieron al 100 por ciento, según Protección Civil del Estado y Protección Civil Municipal, exactamente igual que lo que sucedió el 22 de abril”, denunció el Presidente de Tlajomulco, Alberto Uribe.
El Gobierno de Tlajomulco hizo lo correcto: denunció a Pemex por negligencia, omisión y daño al medio ambiente. En esta acción jurídica, Movimiento Ciudadano respalda y apoya al Presidente.
La denuncia que presentó ante la PGR fue por el abandono de residuos peligrosos y por omisión en la reparación del daño; ante la Semarnat, la Profepa y la Agencia de Seguridad Industrial para que asuma su responsabilidad ambiental; y ante la Comisión Reguladora de Energía para que se sancione y supervise a Pemex.
¿Cuál es el nivel de negligencia y omisión de Pemex? La respuesta la encontramos en las páginas de los diarios locales: en los últimos cuatro años se han asegurado 17 mil 407 tomas clandestinas en todo el País, una pérdida de casi 160 mil millones de pesos.
En este mismo periodo, en Jalisco se han registrado mil 126 tomas clandestinas, lo que pone al Estado en sexto lugar a nivel Nacional. Y dentro de Jalisco, en Tlajomulco es donde el problema es más grave.
Si el Gobierno de Tlajomulco no hubiera presentado las cinco denuncias, el derrame del 11 de abril pasado se hubiera olvidado con los días, y eso no podemos permitirlo: no queremos otro 22 de abril, una herida en la ciudad que nunca sanará. Ahora toca esperar a que las instituciones realicen su investigación y deliberen, y a nosotros nos toca dar seguimiento y no quitar el dedo del renglón.