Para el gobierno federal, las víctimas mortales del COVID son culpa de todo, menos de su negligencia e incapacidad
Al hablar de muertes en México por COVID-19 o asociadas a este virus, se ponen gordos los números redondos. Este sábado 27 de marzo, la página del gobierno federal que reporta información de la pandemia del Coronavirus en el país, publicó datos que sitúan la cifra real de muertes asociadas a esta causa arriba de las 321 mil personas, casi 60 por ciento más que la cifra confirmada por pruebas diagnósticas.
Apenas el jueves anterior el subsecretario de Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, encargado de la estrategia del gobierno contra el COVID-19, informó que el país había llegado a 200 mil 211 defunciones confirmadas, por esta enfermedad.
En este juego macabro de contradicciones que ha sido el manejo de la pandemia por parte del gobierno federal, en el link https://coronavirus.gob.mx/exceso-de-mortalidad-en-mexico/ se publicó un reporte que asoció 294 mil 287 muertes al COVID-19 entre el inicio de la pandemia y el 14 de febrero. Si se añaden las otras 26 mil 772 muertes confirmadas con pruebas diagnósticas que ocurrieron a partir del 15 de febrero, la suma es 321 mil 59.
Si en un año se registran más muertes de las que se esperarían en función de los datos estadísticos de años anteriores, a esto se le llama exceso de mortalidad. En dicha página, el reporte señala la cifra de exceso de mortalidad por 417 mil, desde el inicio de la pandemia. Al hacer un análisis de los certificados de defunción, los datos arrojaron que el 70.5 por ciento del exceso de mortalidad estaba asociado con el COVID-19, como factor o posible causa de la muerte.
Desde el principio de la pandemia, se criticó que en la estrategia del gobierno federal se realizaran muy pocas pruebas diagnósticas. Sin éstas y ante la saturación de hospitales, la gente murió en su casa. Evidentemente, las muertes confirmadas por prueba diagnóstica no serían una cifra fidedigna.
A lo largo de poco más de un año de pandemia en México, Hugo López-Gatell ha obedecido más al capricho político del presidente Andrés Manuel López Obrador que a un genuino manejo científico de la estrategia para enfrentarla. Y no se trata solo de actitudes que confunden a una población empobrecida y mal informada, como el hecho de que ambos funcionarios ya sufrieron contagio y a pesar de ello, se repite su imagen en lugares públicos sin cubrebocas. O de las indignantes frases de AMLO como “abrácense, no pasa nada” o que la pandemia nos cayó “como anillo al dedo”.
Se trata de que la información publicada por el propio gobierno federal nos coloca en un índice de mortandad por COVID superior al de Brasil (considerado uno de los peores países en el manejo de la pandemia), con una población significativamente menor. De una desorganizada y frustrante campaña de vacunación, que además ha sido utilizada como propaganda política por el partido Morena. De que somos uno de los países con más bajas mortales entre el personal médico y donde los hospitales sobrepasados hacen lo que pueden sin presupuesto.
Ante los cuestionamientos que generan estas realidades, al más puro estilo lopezobradorista, López-Gatell se defiende con ataques: acusa a los medios de concentrarse “en el lado más triste de la epidemia” y de tener una afición por los números redondos cada vez que se completa una cifra de muertes por la pandemia; sus números oficiales superaron las 200 mil, muy arriba del escenario más catastrófico previsto por él mismo con 160 mil decesos. Claro, también acusó a la prensa de haber distorsionado la declaración que hizo sobre esta “cifra catastrófica”.
Según López-Gatell, los medios de comunicación han utilizado el dolor de las familias de esos más de 200 mil muertos, para vender más; “pareciera como que fueran sus representantes”, fueron sus palabras textuales. Y añadió que estos medios y sus dueños “como ha señalado el Presidente, representan precisamente diversos grupos de interés económico, político que están en contra de los cambios que están ocurriendo en esta etapa del gobierno”.
Así que, para el gobierno federal, las víctimas mortales del COVID son culpa de todo, menos de su negligencia e incapacidad: las otras enfermedades crónicas que padecían, la edad, la desigualdad social, los medios de comunicación. ¿A quién culparán de la diferencia de cifras que el mismo gobierno difunde? La ciudadanía tiene otros datos, y son, dolorosamente, nuestros muertos.