A 29 años de la tragedia…

Las explosiones del 22 de abril de 1992 quedarán registradas como una de las más grandes catástrofes de Guadalajara.

Guadalajara ha sido testigo de infinidad de sucesos y hechos históricos desde su fundación, sin embargo hubo un acontecimiento que marcó a toda una generación, la de los 90´s; se trataba nada menos que las explosiones del 22 de abril.

 

Era una mañana normal, una mañana tranquila como todos los días en el sector Reforma, cuando una explosión en el subsuelo hizo volar a cientos de autos, casas y lamentablemente también vidas humanas, la causa se decía que eran el drenaje y los ductos.

 

El estruendo se hizo presente más allá, llegó a todos los corazones de las y los mexicanos e incluso fuera del territorio nacional.

 

La noticia trascendió fronteras rápidamente y los países se solidarizaban con nuestra ciudad. Las muestras de apoyo se hacían presentes.

 

Aún se recuerdan las imágenes del CODE fungiendo como morgue improvisada, ambulancias y vehículos de emergencia circulando a máxima velocidad por la Calzada Independencia, mientras los ciudadanos se preguntaban ¿qué era lo que sucedía?... ¿Qué estaba pasando? Y otros cuantos se sumaban de manera voluntaria a las maniobras de rescate.

 

Los medios de comunicación tradicionales hacían su parte, daban a conocer de manera amarillista que toda una ciudad había desaparecido. ¡Eran tiempos de zozobra y de miedo!

 

El recuerdo de aquella tragedia aún está en mi mente; cientos de familias llenas de incertidumbre y de pánico, abandonaban sus hogares en busca de algún refugio más seguro a las afueras de la gran urbe para ahí pasar la noche.

 

Las cifras “oficiales” mencionan 212 muertos, 69 desaparecidos, casi mil 500 lesionados y ocho kilómetros de calles destruidas. Aunque como es sabido, el Gobierno de aquel entonces hegemónico y tirano maquilló los números y ocultó la verdad de los hechos; casi tres décadas después sigue siendo un misterio.

 

Las explosiones del 22 de abril de 1992 quedarán registradas como una de las más grandes catástrofes de Guadalajara.

 

Las víctimas y los sobrevivientes aún recuerdan esta fecha como un acontecimiento que marcó su vida y la de sus familiares.

 

Es una herida que nunca sanará. Nunca.