Cuando la honestidad choca contra la pared de las auditorías

La fe ciega en la honestidad de la Cuarta Transformación no basta para terminar con las prácticas corruptas del pasado.

 

Una auditoría que deja muy mal parados los programas estrella del primer año del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha estado en medio del ojo del huracán. Entre los proyectos que destaca está la cancelación de la obra de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que tuvo un costo de 331 mil millones de pesos, 100 mil millones más que lo calculado por el Gobierno.

Y así, entre acusaciones de errores e inconsistencias se dan estos reportes de la cuenta pública de 2019 que derivarán en un llamado de la Cámara de Diputados para que el titular de la Auditoría Superior de la Federación, David Rogelio Colmenares Páramo, comparezca ante el pleno para dar una explicación. Esto, por supuesto, después de que AMLO calificara esta auditoría de “politiquera” y tendenciosa, por lo que pidió investigarla.

Por lo visto, señalar errores se castiga con una auditoría al auditor. La ASF, es considerada un brazo clave para detectar casos de corrupción y malos manejos, así sea por errores, omisiones o falta de experiencia, su función es revisar con lupa las cuentas públicas. Pareciera que ahora debe hacerlo, pero sin afectar a la Cuarta Transformación, que justamente llegó para transformar la corrupción y los malos manejos en una administración honesta del Erario público. Es decir, otra vez estamos en medio de un “sí, pero no”.

Son más de 400 reportes que no solo señala el costo de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, las irregularidades salieron en proyectos como el Tren Maya, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, el de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco e incluso en la compra de medicinas y temas de salud.

En cuanto al Tren Maya, se reportó que Fonatur no aclaró 156,1 millones de pesos relacionados con el proyecto, que también tiene problemas por las suspensiones provisionales que juzgados federales han otorgado a grupos de comunidades indígenas que se oponen a la construcción. De la refinería se revelaron pagos fuera de norma por 75,5 millones de pesos. En auditorías a CFE y Pemex se hicieron observaciones por 4 mil 359 millones de pesos.

Evidentemente, todo ese “vamos bien” choca de frente contra la pared de las auditorías. La fe ciega en la honestidad de la Cuarta Transformación no basta para terminar con las prácticas corruptas del pasado.

El auditor Colmenares ha estado en varias administraciones en cuestiones hacendarias y finanzas estatales, suena a castigo que se le señale por fallas básicas. Es todo el peso de la 4T sobre él. Hasta ahora, el titular de la ASF aceptó que se encontraron fallas metodológicas en algunos procesos en la cuantificación del sobre costo de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco y el monto debe ser menor, pero no se retractó de su auditoría. En eso van los dimes y diretes.