El parque sigue teniendo una gran relevancia hoy en día, independientemente de los edificios y espacios que existen, es importante mantener este lugar en condiciones adecuadas
La historia de Guadalajara se puede contar a partir del Parque Agua Azul: durante décadas fue la separación natural entre el oriente y poniente de la ciudad, pero también el punto de encuentro entre familias.
“Lo que más recuerdo de ir al Parque Agua Azul cuando era niña, era correr por las veredas arboladas y bailar con la música que salía de las bocinas. Todo el tiempo había música en el parque, no sé porqué, pero a mí me encantaba. Me veo a mí misma como una niña muy feliz, muy plena, qué gusto me daba ir a correr al parque”.
Así comienza su relato Ana María Gallegos, una de las tantas tapatías que durante su infancia –a finales de los años 50- fueron asiduas a este tradicional parque.
Ana María recuerda cómo le temblaban las piernas cuando tenía que cruzar el puente que conecta las dos secciones del parque: “Mi abuela me llevaba de la mano y me daba terror cruzar por ahí. Ya del otro lado se me olvidaba el miedo que sentía, corría hacía los taludes de pasto y ahí me deslizaba feliz. Era una diversión barata, creo que cobraban como 20 centavos la entrada. Iba mucha gente humilde, la gente no era “catrinosa”, hacíamos fila por horas para ver los espectáculos que se presentaban en la Concha Acústica los domingos”.
El manantial Agua Azul, un paraje natural.
“El parque era un sitio natural, salvaje, recreativo, era un hermoso paseo. Sirvió como separación natural entre el oriente y el poniente de la ciudad desde su fundación”, nos cuenta Tomás de Hijar, cronista de la ciudad de Guadalajara.
“El Agua Azul es un manantial que recoge toda el agua de los mantos freáticos del Valle de Toluquilla. Estos mantos freáticos crearon un riachuelo que desemboca en el Río Santiago, en la Barranca de Huentitán. La cuenca del río es la actual Calzada Independencia y ya en el centro de la ciudad se le llamó Río San Juan de Dios”, continúa el cronista.
Este manantial y su riachuelo, crearon una de las divisiones más características y arraigadas en la ciudad: la de las familias pobres y las ricas. Al oriente habitaban los indígenas de escasos recursos y al poniente las familias de apellidos franceses, ojos claros y abundante dinero. Hacía el lado sur y norte de la ciudad, Guadalajara estaba flanqueada por enormes haciendas.
“El barrio más arraigado al parque era el barrio de Mexicaltzingo. Este barrio tiene como santo patrono a San Juan Bautista, así que todos los años, el 24 de junio, la comarca entera festejaba este día yendo a bañarse al río”, relata de Hijar.
La ciudad contaba con siete puentes a lo largo del río para poder comunicar las dos áreas tapatías. Uno de los puentes más importantes era el del caudal que reunía el torrente del Arenal -que baja del cerro del Coli- con el del río San Juan de Dios. Actualmente este punto es el de avenida La Paz y la Calzada Independencia.
Los primeros años del siglo pasado se entubó una parte del río y ahí fue donde comenzó la transformación del paraje natural al actual parque Agua Azul.
“Fue en el primer tercio del siglo 19 que la zona del parque comenzó a ser devorada por la urbanización. El parque se volvió propiedad municipal, tenía un lago y un zona arbolada. La inserción del las vías del tren y de la estación del ferrocarril fueron las que transformaron por completo el paisaje del parque”, dice Tomás de Hijar.
El parque fue cercado y se dividió en dos partes para dar paso a la actual avenida González Gallo. Dentro del parque se instaló un mariposario, la Concha Acústica, el puente que comunica las dos secciones y hasta un zoológico. También se edificaron los inmuebles que rodean los jardines: la Casa de las Artesanías, el Museo de Paleontología, el edificio de Pensiones, el teatro Experimental, la biblioteca municipal.
“Erich Coufal y artistas como Carlos Mérida, Roberto Montenegro, José María Servín y Gabriel Flores, han aportado su visión para embellecer al parque Agua Azul. Otra aportación importantísima la dio el arquitecto Alejandro Zohn con la creación de La Concha Acústica, sede de innumerables conciertos y espectáculos. Los espacios alrededor del parque se han ganado a pulso su reconocimiento y mantienen su vigencia gracias a su excelente manufactura y funcionalidad. Incluso el edificio de Pensiones, a pesar de su inexplicable y tristísimo abandono”, opina el arquitecto Alejandro Canales Daroca.
Renovarse o morir.
Este 2017 es un gran año para el parque Agua Azul. El Gobierno de Guadalajara, encabezado por el Presidente Municipal Enrique Alfaro, está trabajando arduamente en los trabajos de renovación del parque.
La intención del Gobierno de Guadalajara es regresar a la ciudad, de manera integral, uno de los pulmones más importantes que han tenido la urbe tapatía. El pasado 6 de enero, se encendió el lago artificial que tenía más de cuatro años sin funcionar.
Con acciones específicas como la rehabilitación de más de 10 mil metros cuadrados de jardín, recolección y manejo de los residuos forestales del parque, aumento de presupuesto para compra de maquinaria y mantenimiento del parque, y la plantación de más de 4 mil especies de ornato, se pretende que este espacio de recreación siga haciendo historia en nuestra ciudad.
“El parque sigue teniendo una gran relevancia hoy en día, independientemente de los edificios y espacios que existen, es importante mantener este lugar en condiciones adecuadas, da oxigeno, recreación y tranquilidad en medio del caos, es vital para la zona central de el valle de Atemajac”, concluye el arquitecto Canales.