Fauces necesarias para el equilibrio ecológico

Con el crecimiento de la mancha urbana, del hábitat en el que se desarrollaba el cocodrilo, sólo resta el 9%. Invadidos, los reptiles aparecen en zonas turísticas y colonias de Puerto Vallarta.
 
Las redes sociales se han vuelto el verdugo moderno, y no nada más para aquellas personas que han cometido algún error frente a las cámaras de los celulares, también algunos animales sufren su yugo, como el caso de los cocodrilos en Puerto Vallarta.
 
Y es que un inocente cocodrilo que reposa sus fauces a la orilla de un embarcadero, en una charca de una colonia popular, o que simplemente pasa junto a los bañistas en la playa, se vuelve el villano viralizado por sólo hacer lo que viene haciendo desde hace miles de años.
Para Armando Rubio, quien trabaja en la protección de esta especie en Puerto Vallarta, estos animales padecen simplemente del acecho y destrucción de su hábitat por parte de su peor enemigo: el ser humano.
 
“Del hábitat del cocodrilo queda el nueve por ciento del hábitat que existía hace un siglo, ha sido fragmentado, dividido y destruido por la mancha urbana, los cocodrilos lo reconocen en su memoria genética como su territorio, salen, rebasan esa línea ficticia que hay entre su hábitat natural y la ciudad y es cuando se viene el conflicto”, asegura el especialista.
 

 
El Protocolo SOS Cocodrilo en Jalisco que coordina Rubio, es reconocido por la Dirección General de Vida Silvestre de la SEMARNAT, el cual busca generar un programa de manejo y conservación de la especie, homologado en todo el estado.

 
“Si vivimos con el cocodrilo hay que pagar una factura, que es aprender a convivir con esta especie, hay 250 reptiles en toda la Bahía de Banderas en esteros como El Quelele y El Salado, e incluso en tiempos de lluvias suelen movilizarse a charcas”, agregó.
 
El 27 de julio del año 2000, El Salado fue decretado en área natural protegida por autoridades estatales, donde se realiza monitoreo e investigación del Cocodrilo de Río, área que dirige Jaime Torres, y donde se realizan pláticas y recorridos para mostrar a la gente la importancia de esta especie no sólo para el hábitat de manglar, sino para la bahía.
 
“Hay opiniones a favor y en contra del manejo de cocodrilos, hemos hecho mucho trabajo de investigación a lo largo de estos años, hemos identificado los sitios de anidación, de apareamiento, de crianza de esta especie, y como encargados de estas áreas podemos decir que no hay una sobrepoblación de estos reptiles”, explica Torres.
 
“El mismo cocodrilo está regulando su población, una vez que el ejemplar llega a una edad en la que representa competencia para otro ejemplar, pues ellos mismos se regulan, uno de ellos sobrevive nada más”.
 
 
 
Dado que el cocodrilo no es una especie carismática como las tortugas, los delfines o las ballenas, el reto es lograr concientizar a las personas que viven y visitan Vallarta, de que la especie es un organismo necesario para la sobrevivencia del ecosistema de manglar en la Bahía de Banderas.
Uno de los nombres con el que se le identifica a la especie es el de cocodrilo de agua salada, ya que pueden utilizar la zona marina y playa para trasladarse de un sitio a otro, pero es un hecho que no es su zona de alimentación.
 
Ante el avistamiento de reptiles en playas conjugado con las nuevas tecnologías, las redes sociales se han encargado de satanizar a la especie, acusándola de sobrepoblación.
Especialistas y autoridades recomiendan que si visita Puerto Vallarta u otro lugar donde viva esta especie, respete su hábitat, así como la señalética, no pescar ni limpiar pescado donde viven, no pasear mascotas en su territorio y no alimentarlos.
 
Un animal indispensable para el equilibrio
 

Los cocodrilos que habitan principalmente en esteros son los encargados de la interconexión hídrica, permitiendo que el agua llegue a todos los grupos de mangle y las plantas que forman parte de estos ecosistemas.
Asimismo, son reguladores de población de otras especies de reptiles, peces, crustáceos, anfibios, incluso aves y pequeños mamíferos, y con ello lograr un equilibrio de la biodiversidad evitando su sobrepoblación.
El Crocodylus acutus o cocodrilo americano, nace midiendo aproximadamente 27 centímetros y pesando 60 gramos, pero en su edad adulta alcanzan poco más de los cuatro metros y 380 kilogramos en los machos, mientras que las hembras llegan a medir entre 3 y 3.8 metros, pesando alrededor de los 170 kilos.
Dado que en Puerto Vallarta su ecosistema se ha visto diezmado en el último siglo y al ser animales territoriales, los cocodrilos jóvenes suelen buscar otros lugares para evitar a los adultos, por lo que suele vérseles en su tránsito a otros cuerpos de agua.

Lugares donde suele haber cocodrilos en Vallarta:

Estero El Salado
Hoyo 18 Campo de Golf La Marina
Canal Los Tules
Estero Boca de Tomates
Estero Bocanegra
Río Pitillal
Marina Puerto Vallarta
Río Ameca
Isla de Los Pájaros
Laguna El Quelele (Nuevo Vallarta)
Marina Nuevo Vallarta
Estero La Lancha (Punta Mita)