Títeres a escena

Queremos poner en alto nuestra comunidad. El objetivo es sobresalir: somos Las Mojarritas de La Mora, Teuchitlán

Allá en la delegación de La Mora, en Teuchitlán, donde no había ninguna actividad artística, nació la compañía de títeres Las Mojarritas, hoy, reconocida en el País por su talento artístico.


El arte de los títeres liberó la mente de este grupo de niños y adolescentes, les mostró otras ciudades y teatros más allá de su “ranchito” y les abrió el panorama para desarrollarse profesionalmente. Justo en La Mora, una pequeña delegación de Teuchitlán, Jalisco, que cuenta con casi 700 habitantes y ninguna actividad artística que ofrecer, se sembró la semilla de las artes escénicas con el taller de creación de marionetas que impartiría el artista Ignacio Larios. Laura Silva, una de las promotoras del taller, narra que fue tal el interés de los pequeños de La Mora, que se coordinaron para formar un grupo de títeres que después bautizaron como Las Mojarritas, en honor a aquellos peces de cuerpo ovalado y color oscuro se pescan en esta zona. Hace 10 años que se creó Las Mojarritas.


Aquellos niños que nunca habían pisado un teatro, ni como espectador ni como artista, se prepararon y llevaron su espectáculo de muñecos a escenarios improvisados de las cinco delegaciones de Teuchitlán; luego se fortalecieron y su fama se extendió fuera de Jalisco y se presentaron, con lleno total, en el Teatro Ramón López Velarde, de Zacatecas, después en el recinto Morelos, en Aguascalientes y continuaron en el Teatro de Cámara, de Chihuahua, entre otros.

Los niños de entonces, hoy son adolescentes que estudian su carrera profesional o la preparatoria. Pero además de sus estudios, continúan con Las Mojarritas: rescatan cuentos de tradición oral y los escenifican, crean obras para incentivar el cuidado del medio ambiente y hasta pastorelas. “Me ha servido mucho, perdí el miedo al público, a que alguien te mirara y te criticara, eso es lo más importante para mí, eso me ha servido en la escuela, ahora estudio ciencias políticas: el llegar y dar un discurso frente a la gente, no me parece difícil gracias a Las Mojarritas”, expreso Ronaldo Lozano. Ronaldo fue uno de aquellos niños que hicieron fila para inscribirse en el taller de Ignacio Larios y consiguieron su lugar en el grupo.


Entonces tenía ocho años de edad, ahora tiene 18 y sus planes son terminar la carrera y continuar con el arte de los títeres. “Yo tengo nueve años en Las Mojarritas. Antes de entrar, veía todo lo que hacían con los títeres y yo quería hacer lo mismo, me llamaba mucho la atención y me preparé. Cuando estas ahí, en la obra te transformas en una persona distinta, te metes en el personaje”, dice Ileana Carrillo, ahora con 16 años de edad. “Cuando los veía transmitían felicidad, era magia. Los veías y te daba emoción estar adentro, estar con ellos y agarrar un títere, es una cosa muy bonita”, añade Belén Álvarez, de 14 años de edad y cinco como parte de la compañía.


La Casa Ejidal de la delegación La Mora -o también conocida como General Lucio Blanco- es el laboratorio de títeres de Las Mojarritas: han creado desde viejecillos de barba y sombrero, hasta un tiburón colmilludo y un payaso un tanto espantoso. “Empezó siendo un proyecto para crear nuestros propios títeres, pero continuó el interés y se creó Las Mojarritas. Conforme pasan los años, hemos aprendido nuevas técnicas, pero el concepto de llevar alegría a nuestro público continúa… Nosotros nunca nos habíamos parado en un teatro, nunca habíamos vivido esto”, manifiesta Denílson Lozano, de 17 años de edad.

El grupo de títeres ha pasado momentos difíciles. Con el cambio de Administraciones Municipales en Teuchitlán, los apoyos que llegaron a tener se extinguieron y ha sido más difícil que se les contrate, más bien, quieren que el espectáculo de títeres sea gratis, lamenta Laura Silva, directora de la compañía. “Queremos transmitir un mensaje a los niños de armonía y convivencia, queremos sacarle una sonrisa a los niños y a los adultos, en esto no hay edades; queremos rescatar los cuentos de tradición oral y también interpretamos cuentos ecológicos para cuidar el medio ambiente”, dice Ronaldo. De los diez niños que originalmente conformaron la compañía, solo quedan cuatro. Los demás se han incorporado en los últimos años.


El más pequeño es Santiago Silva, de 6 años de edad, y el más grande es Ronaldo, quien apenas comienza su carrera en la UdeG. ¿Qué los ha mantenido unidos durante estos 10 años de títeres? La convivencia, la unión, la alegría y la magia del teatro, responde Rivaldo Lozano, de 17 años de edad.