Un millón 800 mil persosas acompañaron a La Generala: pasado y presente se conjugan en esta manifestación religiosa, patrimonio cultural de Zapopan.
Un resumen de casi 300 años de historia se puede ver en una media mañana con La Romería. La Llevada de la Virgen de Zapopan hace que podamos ver lo que somos: el indio, el cristiano, el mestizo, el convertido, el rebelde, el defensor, el que se sobrepone a los problemas, la integración de otras culturas, la fe y sobre todo, el deseo de estar unidos como comunidad.
“Nunca tenemos la oportunidad como nos da La Romería de ver nuestras raíces prehispánicas, cristianas y la multiculturalidad que ahora matiza el siglo 21. Es como una forma viva de recrear la historia a través de capítulos que se actualizan en esta jornada. Ver a golpe de vista, en media mañana, lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser. Un pueblo que camina, una comunidad. Ese sería la esencia de este acto”, asegura el historiador del Colegio de Jalisco, Tomás Híjar Ornelas.
Por el valor que ha adquirido esta procesión y la continuidad, el Gobierno de Zapopan ha declarado a La Romería como Patrimonio Cultural Inmaterial de Zapopan. “La Romería es nuestra”, dice el lema de esta iniciativa municipal. Se considera la segunda peregrinación más importante de México aunque algunos historiadores aseguran que es la principal. Incluso, desde el Gobierno de Zapopan se ha propuesto ante la UNESCO para que sea considerada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
¿Por qué es vigente?
La legitimidad del origen de esta manifestación de fe y devoción, así como tradición, es lo que mantiene viva la procesión, coinciden especialistas.
“Más bien nos deberíamos preguntar por qué no podría ser vigente. Las manifestaciones de religiosidad popular no las promueve nadie. En todo caso, las instituciones las encauzan”, aclara el también sacerdote, Tomás Híjar Ornelas.
El investigador del Centro de Estudios sobre Religión y Sociedad de la UdeG, Fabián Acosta señala que hay que saber diferenciar entre religiosidad popular y religiosidad institucional. El fenómeno de la Virgen de Zapopan “es un fenómeno netamente de religiosidad popular, donde lo eclesiástico lo único que tiene que hacer es a supervisar. Depende del laico”, explica.
Y como fenómeno social lo que le da permanencia a la devoción son “los milagros. Dicen que nada recluta más creyentes que los milagros. Es una imagen milagrosa, esa fama, ese prestigio, esa luminosidad se refrenda. Nuevos testimonios se suman que alimentan este fervor”, considera el investigador.
Para Acosta, la riqueza de La Romería es identitaria, cultural. “Hoy en día hay una despersonalización en las ciudades. Pero que siga ese peso mariano, con toda su carga simbólica, sagrada e histórica, esto crea elementos de identificación. Esto es necesario. Sino, la ciudad se vuelve un hormiguero”, cuestiona.
Historia
La Romería de Zapopan la creó el Ayuntamiento de Guadalajara en 1734 al tiempo de pedirle al Obispo de la ciudad, que nombrara Patrona de la misma a la imagen de Zapopan y permitiendo que llegara a la ciudad del 13 de junio al 4 de octubre de cada año. Ya esas fechas se han modificado un poco.
“Si considera usted que durante 150 años las leyes mexicanas prohibieron ese tipo de manifestaciones, esa prohibición que desaparece en 1992 incluía hasta penas materiales. Entendemos por qué en casi todos los lugares, esta manifestación de religiosidad popular fuera de los templos se extinguió. En cambio, la de Zapopan, con un arraigo tan hondo, que no sólo se ha mantenido, sino se ha convalidado”, señala Híjar.
Por su parte, el especialista en Artes Populares e investigador del Instituto Nacional de Arte e Historia (INAH), José Hernández, señala que fue en el siglo 16, cuando se tuvo la primera noticia de esta pequeña imagen.
“Utilizaron una técnica indígena prehispánica con caña de maíz y miel de orquídeas. Fue en 1530 cuando se tiene la primera noticia de esta pequeña imagen mariana, en forma de La Limpia Concepción de María, fue hecha en Pátzcuaro, Michoacán, por manos purépechas”, explica.
Asegura que “ya para cuando llegan la primera orden de los franciscanos a introducir la religión católica en México, viene Fray Antonio de Segovia por 1528. Llega a Pátzcuaro, que ahí sería la sede eclesiástica. De Segovia vio la pequeña escultura y la adquiere. Él viene a la Nueva Galicia, todavía sin fundarse Guadalajara, justo cuando se da la Guerra del Mixtón, aquí entre Zacatecas y Jalisco. Se dice que Fray Antonio traía colgada al pecho la pequeña imagen. Y pues parece que hubo una conversión entre los naturales”.
Luego, la pequeña imagen queda depositada en una capilla de Zapopan. Es hasta la fundación de Zapopan en 1541 y luego la de Guadalajara en 1542, que con la fama de las tormentas fuertes en la ciudad y las calamidades, los habitantes de Guadalajara piden que venga la Virgen de Zapopan. Es en 1691, que es la primera visita de esta pequeña imagen a Guadalajara.
De ahí, surge el gran recibimiento, llega a Catedral, van por ella el grupo de vecinos y para recibirla adornan calles, tienden tapetes de alfalfa, flores, cortinaje en ventanas y puertas. Aquí comienza lo que se ha convertido en una gran tradición.
Claves de una tradición
1530. Origen.
Primer registro de la existencia de una imagen de la Virgen de Zapopan, hecha por indígenas en Pátzcuaro. Fray Antonio de Segovia la adquiere a los purépechas y señalan la traía colgada al pecho cando fue la Guerra del Mixtón entre Zacatecas y Jalisco, ahí le atribuyeron a la imagen que se registró la conversión de los naturales.
1542. Cuidada.
En el siglo 16, la imagen es depositada en una pequeña capilla de Zapopan (antes de su fundación). Permanece ahí en tanto que fue cuando se funda Zapopan y un año después, Guadalajara en 1542.
1691. La primera Romería.
Se llevó a cabo el 9 de mayo de 1691, hace 325 años. Es hasta finales del siglo 17, ese año, que se realiza la primera visita de esta pequeña imagen a Guadalajara, a solicitud de habitantes de la ciudad ante lluvias y enfermedades.