Las vacunas han ayudado a erradicar enfermedades que parecían imposibles de vencer, como el sarampión, la viruela y la rubéola
Sin duda alguna, la mejor forma de prevenir al SARS-CoV-2 es a través de la aplicación de las vacunas y, aunque no es imposible contagiarse del virus después, cabe destacar que las posibilidades de infección son pocas y, si es el caso, los síntomas serán mucho más leves.
La infección pos vacuna contra el COVID-19 no es considerada un motivo de alarma por las autoridades y lo único que tienen que hacer las personas infectadas es seguir las recomendaciones y medidas que llevaría a cabo cualquiera con la enfermedad.
Ahora, si piensas que entonces ni vale la pena recibir la inmunización, te equivocas. Las vacunas preparan el cuerpo para reconocer el virus y luchar contra él en caso de infección. Los anticuerpos creados por las vacunas ayudarán a que el SARS-CoV-2 no te ataque y, en dado caso de recibir una carga viral mayor, harán que los síntomas se sientan como un catarro común.
¿Cuál es su porcentaje de efectividad? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS):
- Pfizer-BioNTech y Moderna 98 %
- CanSino 65 %
- AstraZeneca 63 %
- Sinovac 51%
Todas las vacunas tienen un porcentaje de efectividad bastante bueno, pero, si sigues pensando que es muy poco, piensa: la vacuna contra la influenza tiene un porcentaje de efectividad del 60 % y es una enfermedad que se ha podido controlar, de igual forma la viruela, el sarampión, las paperas, la rubéola, entre otras.
Es nuestra responsabilidad social participar en la brigada de vacunación para ponerle un hasta aquí a la pandemia. Así que deja la indecisión a un lado, cuando te pongas la vacuna los efectos secundarios solo durarán un rato, pero protegerte y cuidar a los que más quieres hace que valga la pena.
