La decisión de López Obrador de designar a Lenia Batres, hermana de Martí Batres, como nueva ministra de la Suprema Corte refleja el interés del presidente por mantener a raya al Poder Judicial.
Andrés Manuel López Obrador ha llevado su juego político al extremo al colocar a Lenia Batres como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Sin rodeos, esto no es más que un intento descarado de controlar la Corte desde adentro.
El presidente, tras el rechazo de sus ternas en el Senado, optó por imponer a su aliada como ministra. Batres, fundadora de Morena y hermana de Martí Batres, jefe de Gobierno de la CDMX y político cercano a AMLO, es una clara muestra de nepotismo disfrazado de transformación.
121 votos emitidos en votación para elegir a ministra de #SCJN en @senadomexicano
— Angélica Beltrán (@AngiBeltran) December 14, 2023
16 para Bertha Alcalde
54 para Lenia Batres
2 para María Eréndida
3 votos nulos y
46 en contra
No se logró mayoría calificada
Se espera que pdte #AMLO designe a la ministra en las sgtes horas. pic.twitter.com/0HbeNQKMgE
En su comparecencia, Batres intentó justificar lo injustificable. Habla de defender la Constitución, pero todos sabemos que es la agenda de AMLO la que realmente le importa. Nombrar a alguien sin experiencia, simplemente por ser leal, demuestra el poco respeto que el presidente tiene por la independencia judicial.
La realidad es que AMLO busca una Corte a la medida, donde sus decisiones no encuentren obstáculos. La falta de escrúpulos al designar a Batres, sin experiencia judicial relevante, es un golpe a la integridad de la SCJN y a la separación de poderes.
En lugar de fortalecer la justicia, AMLO prefiere convertir la Suprema Corte en su caja de resonancia. La imposición de su empleada como ministra es una bofetada a la imparcialidad y a la credibilidad del Poder Judicial en México. La independencia judicial se desmorona mientras el presidente juega sus cartas políticas con total desvergüenza.
Una falta de respeto a la democracia
En definitiva, la designación de Lenia Batres como ministra no es solo una estrategia política de AMLO; es un paso firme hacia la construcción de su propio modelo de dictadura. López Obrador está tejiendo un entramado en el que pretende que la Corte no sea más que un títere bajo su dirección.
Este acto descarado no solo socava la integridad del Poder Judicial, sino que también representa la falta de respeto del presidente hacia la división de poderes, un elemento esencial en cualquier democracia saludable. En lugar de fortalecer la justicia y garantizar la independencia de la Corte, AMLO opta por consolidar su poder de manera desmedida.
Su farsa de la independencia judicial es parte de una estrategia mayor: la construcción de un sistema en el que todos los poderes estén subordinados al líder autócrata. México, lamentablemente, está dando pasos hacia una peligrosa deriva autoritaria bajo la guía de un presidente que parece dispuesto a sacrificar la democracia en aras de su visión personal.