Empoderar al ciudadano

Palabras del senador de la república y Presidente de la Mesa Directiva de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México en las Mesas de Diálogo “Proyecto Ciudadano para México”
Lo primero que quiero decir es que la Ciudad de México va a tener su primera Constitución Política. Ya sé que no faltará quien me grite que eso no vinimos a discutir, pero yo creo que sí.
Ahorita que escuchaba a mis compañeros me preguntaba qué decir en medio de este clima, de este ambiente de zozobra, de desesperanza que existe en nuestro país, en donde se incrementan la pobreza, la desigualdad y la violencia, no solamente delictiva, sino también la doméstica, el feminicidio. Vemos la corrupción y la impunidad a lo largo de todo el territorio nacional; vemos esta falta de firmeza -e incluso sumisión- del gobierno mexicano ante las afrentas del exterior. La verdad es que es momento de hacer una reflexión mucho más profunda del nivel de descomposición, de degradación política que está viviendo nuestro país.
Pongo un ejemplo, quizá el más doloroso, que resume de manera muy nítida este nivel de descomposición social que vive nuestro país: ver cómo en una de las instituciones más prestigiadas, más seguras de nuestro país, como son las escuelas públicas, hoy se tiene que revisar la mochila a los niños para ver si no portan armas o drogas.
¿Qué generación de mexicanos estamos formando si un niño que antes vivía lo que era un acto emblemático de convivencia familiar y comunitaria cuando su padre o madre lo llevaba con toda confianza a la escuela a aprender y a generar condiciones para salir adelante, hoy tiene miedo de que lo asesine su compañero?
Por eso hablo de la Constitución de la Ciudad de México, porque es apenas un pequeño atisbo de que otro México es posible y de que tenemos que trabajar con mucha firmeza y dedicación para lograrlo. Se debe romper con las viejas prácticas, con las soluciones de siempre, donde se pretende alentar o practicar las mismas soluciones con las mismas personas, es decir, cambia todo para no cambiar nada. Creo que ha llegado el momento de hacer una rectificación del camino.
Hemos visto cómo en estas viejas soluciones se alienta de nueva cuenta el miedo, el rumor, la desconfianza en la propia comunidad para poder mantener el ejercicio del poder. Y no sólo esto: también hemos visto cómo el temor alienta el endurecimiento e incluso permite que nosotros