Los riesgos de una reforma electoral a 200 años de distancia

Aunque faltan varios episodios a desarrollarse en el Congreso, en Jalisco estaremos atentos para observar los claroscuros de la transformación de nuestro sistema político y electoral.

Jalisco está celebrando 200 años de ser un estado libre y soberano, y muchos textos apuntan a que fuimos la primera entidad con espíritu federalista e incluso demócrata del país. Además, Jalisco fue la tercera entidad federativa en aceptar la alternancia política, sumándose a la ola de un régimen democrático que, en nuestro país, apenas lleva 23 años en existencia.

Ante una inminente transformación de nuestro sistema electoral a partir de lo que es conocido como el plan B del presidente de la república, desde Jalisco y haciendo honor a las voces federalistas de Prisciliano Sanchez, Mariano Otero y múltiples jaliscienses que jamás dejaron de alzar la voz en defensa de la descentralización del poder político, considero pertinente, cuando menos, analizar las repercusiones de esta reforma electoral que contiene diversos aspectos que pudieran afectar —duele decirlo— nuestra aún frágil democracia.

¿Qué modificaciones contempla el plan B a las reglas del juego electoral?

  • Permite la participación de servidores públicos en actos proselitistas,
    empezando por la propaganda activa del presidente de la república durante las elecciones constitucionales.
  • Recorta drásticamente la estructura administrativa del INE, eliminando las 32 juntas ejecutivas locales, así como las 300 distritales, lo que implica un despido de más de 1200 servidores públicos que fueron electos por criterios técnicos y no políticos.
  • Además, modifica los procesos de selección de las y los consejeros electorales, y los reduce de 10 a 5 integrantes. Por supuesto, dejando abierta la posibilidad de que los nuevos integrantes sean afines al partido en el poder.
  • Modifica la forma de actualizar el padrón electoral y la geografía electoral al instalar los módulos de atención ciudadana, que serían afines al propio Gobierno.

Desde la perspectiva del politólogo Robert Dahl, una democracia debe asegurar que existan elecciones libres, justas e imparciales, garantizadas por instituciones autónomas. 

Los riesgos de una reforma electoral a 200 años de distancia

Faltan varios episodios a desarrollarse en el Congreso, en los espacios mediáticos y en las calles, sin embargo, en Jalisco, como demócratas que somos y haciendo gala de nuestro bicentenario, estaremos atentos para observar los claroscuros de la transformación de nuestro sistema político y electoral.

 

Allaen Matthew Cisneros Rodríguez, delegado estatal de la Fundación Lázaro Cárdenas Jalisco.